Castillos siempre vivos
El más magnífico es, obviamente, el Castillo Real de Wawel en Cracovia. Con la arquicatedral de San Estanislao Obispo y Mártir y de San Wacław, forma un conjunto monumental irrepetible. Se conocen también los castillos jurásicos, llamados por su situación en las cumbres rocosas, los Nidos de Águila. La mayoría de ellos fueron construidos por orden de Casimiro el Grande, a lo largo del Altiplano de Cracovia y Częstochowa y forman una cintura fortificada que protegía las fronteras del reino desde la parte de la Silesia. La mayoría de los castillos en el Sendero de los Nidos de Águila están arruinados, sin embargo, quedan también objetos conservados completos, así como la formidable residencia renacentista en Pieskowa Skała o los objetos reconstruidos como la encandadora sede caballeresca en Korzkwia. Muchos castillos se encuentran también en los Cárpatos, entre las cumbres de los Beskides o en el resto de las colinas. Los dos castillos más bellos y más conocidos son los que se encuentran en los Pienines, junto al lago de Czorsztyn: Dunajec en Niedzica y Wronin en Czorsztyn. En las colinas de los Cárpatos se pueden admirar: un espléndido palazzo in fortezza, o sea, el castillo de Nowy Wiśnicz, un pequeño y bello castillo de estilo del gótico tardío en Dębno o el castillo relacionado con la famosa mina de sal en Wieliczka. También vale la pena visitar las residencias renacentistas que se merecen el nombre de “pequeño Wawel”: en Niepołomice y en Sucha Beskidzka.